Los tumores torácicos incluyen una amplia gama de lesiones malignas. Los tumores torácicos pueden subdividirse según su localización en:
- Tumores pleurales, que se diferencian a su vez en: mesotelioma pleural maligno, tumor fibroso solitario (neoplasia rara y generalmente benigna), linfomas y neoplasias secundarias.
- Tumores mediastínicos, que se pueden dividir en: tumores mediastínicos anteriores (timoma, fibroma, fibrosarcoma, lipoma, tumores de células germinales, tumores vasculares, linfáticos y carcinoides), tumores en mediastino medio (quistes, tumores cardíacos y traqueales, feocromocitoma y paraganglioma) y tumores en mediastino posterior (tumores neurogénicos, quistes enterógenos y tumores esofágicos). Las neoplasias mediastínicas más frecuentes son las que afectan al timo, a los ganglios linfáticos y las que se originan a partir de elementos nerviosos (neuromas).
- Tumores del esófago, que dependiendo del tejido afectado pueden denominarse carcinoma de células escamosas y adenocarcinoma.
Los síntomas de los tumores torácicos pueden variar dependiendo del tipo de lesión. En el caso del mesotelioma pleural, por ejemplo, los síntomas no son muy específicos y pueden interpretarse como signos de otras enfermedades más comunes. El paciente puede experimentar dolor en un lado del pecho o en la parte baja de la espalda, dificultad para respirar, tos y problemas para tragar, fiebre, pérdida de peso, fatiga y debilidad muscular.
El timoma, por otro lado, por lo general es asintomático, mientras que el tumor esofágico puede manifestarse con disfagia, pérdida de peso y alteración del tono de la voz.